Dios serpiente Kukulcan Mitología Maya


En el folclore maya, Kukulcán era el dios serpiente todopoderoso venerado por los mayas. Aunque se conservan pocos datos sobre las leyendas y el folclore de Kukulcán, debido a la triste borradura de los códices mayas por parte de los conquistadores españoles y los clérigos católicos, las representaciones de este dios están en la ingeniería perdurable de los mayas y siguen siendo una herencia perdurable hasta nuestros días. 

Kukulcán, la fuerza divina serpiente de los mayas, sigue siendo una tradición del otrora poderoso progreso humano. 


1. La Deidad Serpiente Emplumada 

Aunque Kukulkán era una divinidad venerada por los mayas, su idea, es decir, un dios serpiente emplumada, no era selectiva para la civilización maya. Era conocido como Quetzalcoatl por los aztecas y Gukumatz por los kiche (un grupo maya situado en la actual Guatemala). 

La posibilidad de un dios serpiente emplumada en la religión mesoamericana precolombina se remonta a la época de los olmecas, el desarrollo significativo más conocido de México, que prosperó entre los siglos XV y V antes de Cristo. 

También se sabe que el dios serpiente emplumada era venerado por los habitantes de Teotihuacán, como confirma la inconfundible representación de esta divinidad en el Templo de la Serpiente Emplumada, una de las pirámides fundamentales del antiguo emplazamiento. 


2. Difusión del culto al dios serpiente 

Si bien el dios serpiente emplumada puede haber sido adorado tan oportunamente como en la época olmeca, fueron los toltecas quienes hicieron de su camarilla un plato mesoamericano. Fue este desarrollo precolombino, que abrumó lo que actualmente es el México focal entre el décimo y el duodécimo cientos de años d.C., el que difundió la religión de este dios mientras vencía a sus vecinos. 

Es probable que los toltecas llevaran a este dios a las tierras de los mayas, donde se le conoció como Kukulcán. Algunos investigadores aceptan que la incomparable ciudad maya de Chichén Itzá había sido vencida por los toltecas, mientras que otros aceptan que fue establecida por aristócratas toltecas desterrados. 

Sea como fuere, el impacto tolteca se puede sentir en Chichén Itzá, ya que se han establecido similitudes entre el estilo compositivo de la ciudad y el de Tollan (denominada ahora Tula), la capital tolteca. 


3. El santuario de Kukulcán 

El dios de la serpiente emplumada también era conocido por los mayas, lo que generalmente queda claro en la principal ciudad maya de Chichén Itzá, en la estructura conocida como El Castillo o el Templo de Kukulcán. Se trata de una pirámide aventurera que sobrecoge el escenario de Chichen Itzá, lo cual es evidente por las representaciones de este dios en su diseño, especialmente las tallas en piedra de la cabeza de Kukulcán en los cimientos de la escalinata de la pirámide. 

Quizá lo más fascinante de este santuario sea su disposición cósmica. A lo largo de los equinoccios de primavera y preinvierno, los rayos del sol conectan con los bordes de los medios de la pirámide para proyectar una sombra en la escalinata del diseño. Esta sombra hace que la alucinación de una serpiente goliat se deslice por la pirámide. La cabeza de Kukulcán en los cimientos del tramo de escaleras seguramente contribuye al impacto de esta fantasía. 


4. Mitología perdida 

Trágicamente, casi no se piensa en las fantasías que rodean a Kukulcán, y los investigadores no saben si se asemejan a las educadas por los aztecas en relación con Quetzalcóatl. Una de las fantasías aztecas sobre Quetzalcóatl expresa que este dios había sido un clérigo señor de Tollan, pero Tezcatlipoca, la fuerza divina de la noche, lo desterró. 

En una de las interpretaciones de la fantasía, Quetzalcoatl abandonó la ciudad, partió en un pontón hecho de serpientes y navegó hacia el este. Algunos han propuesto que esta leyenda puede haber tenido una premisa verificable, y que la excursión de Quetzalcóatl hacia el este puede compararse con la aparición de los toltecas en el promontorio de Yucatán, que podría ser una leyenda típica compartida por Kukulcán y Quetzalcóatl. 

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